efectivamente como decía ayer, todo se pone en su sitio, y todo adquiere su sentido. la crisis por la que está pasando el objeto, «una de las peores que recuerda», en palabras de mi Señor, ha continuado hoy. mi Señor estaba preocupado, aunque esperanzado y confiado en la capacidad del objeto para salir de ella. mi Señor ha estado permanentemente pendiente del objeto, poniendo las cosas en su lugar, reforzando la verdadera naturaleza del objeto y recordándole lo afortunado que es por vivir en la situación en la que está. de hecho una de las cosas que más han calmado al objeto ha sido una frase que seguro lanzó sin pretender que tuviera ese efecto: «Y al final siempre te quedará la Granja», refiriéndose al pueblo donde mi Señor tiene una casa y que sería el primer lugar de encierro del objeto tras el Gran Salto.
toda crisis, cualquier crisis, implica una destrucción, de eso no hay duda, y por tanto un duelo. el problema es que los humanos se quedan ahí, en la destrucción cuando algo que cae lo que te da la oportunidad es de construirla de nuevo, lo cual siempre es algo positivo. hoy el objeto puso bajo las botas de mi Señor eso mismo. lo que le está ocurriendo al objeto en el fondo es una revelación, un desvelamiento, un tomar conciencia de que no se puede servir a dos señores. el objeto puede simular ser humano, pero es una propiedad de mi Señor y cuando olvida eso todo se desmorona. la existencia y mi Señor parecen haber estado trabajando silenciosamente erosionando los fundamentos, los pocos fundamentos humanos que seguía teniendo el objeto. lo que ha pasado el jueves es que ese trabajo ha dado sus frutos y la erosión ha hecho que la muralla, que parte del acantilado, se desmorone, mostrando la realidad. la familia no importa, los amigos no importan, los humano no importa. por eso esto no es un role o un papel, sino la única verdad. como también dijo mi Señor, el objeto tiene que liberarse de las cadenas de la humanidad que lo han tenido prisionero desde que nació hasta que mi Señor lo encontró. ahora debe eliminar cualquier rastro de esas cadenas para asumir las que realmente le pertenecen, y que solo mi Señor le ha ofrecido y puesto: la auténtica esclavitud voluntaria.
por tanto esta crisis, que aún continua, que produce sentimientos y estados anímicos variables, que implica mucha decepción pero también mucha verdad, seguirá un tiempo más, pero el objeto sabe, porque así lo ha confirmado mi Señor, que solo es temporal, y que saldrá de ella más reforzado que antes, que en nuestro mundo se traduce por más esclavizado que antes. todo nacimiento implica dolor, un dolor que desaparece ante la nueva vida que ha nacido.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
diario de un objeto 